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lunes, 10 de diciembre de 2007

La Experiencia Nespresso o cómo adoctrinar a tus empleados

Si crees que toda empresa vive pendiente de los pasos de su competencia, te equivocas. Nespresso ni siquiera conoce a sus enemigos, así de contundente.

La semana pasada se me ocurrió visitar su templo cafetero y, para empezar, debo decir que tuve que repetirme a mi misma que no me había equivocado de local, que no me había metido en Gucci. El espacio es alucinante, diáfano, techos altos, con fotos de George Clooney por las paredes y todo tipo de gadgets asociados al café. Precioso, sí, pero casi un insulto tratándose del producto que ofrecen.

El caso es que uno llega y de entrada le ofrecen degustar el café que más le apetezca entre una amplia selección catalogada por sugerentes colores y expuesta frente a la barra de un improvisado bar. Camarera guapa, de negro, barra y taburetes modernos, decoración minimalista. Al primer sorbo hay que reconocer que el brebaje es delicioso (dicen que el secreto está en el sistema monodosis, que mantiene fresco el café, y en la correcta presión y temperatura del agua). Técnicas aparte, es normal que enseguida uno se acuerde de Illy, la mítica marca italiana, y zas, aquí es donde llega la sorpresa. Resulta que nosotros, simples consumidores anónimos, somos los únicos que conocemos esa firma italiana de café. Nadie en el universo Nespresso ha oído hablar de ella. La primera en poner cara de póquer es la camarera del bar "no sé qué es Illy", aunque una sonrisilla delata que oculta algo, y el remate llega a la hora de pagar la cajita de 10 cápsulas descafeinadas que por supuesto nos llevamos. El cajero se sabe al dedillo la historia de Nespresso, puede nombrar los países de origen de la selección de cafés, recita de memoria las distintas especialidades y te hace rellenar un formulario con el que inmediatamente pasas a formar parte de su cosmos profesional. Se diría que sueña con Costa Rica, Colombia y Arábigo. Eso sí, sólo made in Nespresso. No conoce Illy, como tampoco Zara conoce Mango. ¿Es marketing elemental o arrogancia en estado puro?

jueves, 6 de diciembre de 2007

Obrigado Lisboa!


Gracias por tu gente y por tus rincones, por Chiado, Alfama y el mirador de Santa Lucía. Por Sintra, la Quinta da Regaleira y Cabo da Roca, donde se acaba este mundo y el viento está dispuesto a llevarte al siguiente...
Lisboa es la encarnación de la melancolía. Sus tranvías te llevan por toda clase de escenarios literarios, callejuelas empinadas y sucias marcadas con la huella de la decadencia, síntomas claros del existencialismo de Pessoa, de su desasosiego.

British teatime


Tartas caseras, carta de tés, sandwiches estilo campiña... todo envuelto entre flores provenzales y lámparas a lo Maria Antonieta en tamaño baby... Así es Living in London, uno de los pocos salones de té realmente charming de Madrid. Si en Embassy se reúnen las señoronas, el resto hacemos lo propio en este rinconcito de Santa Engracia.