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lunes, 9 de junio de 2008

Historias para no dormir: Capítulo III




NUNCA SUBESTIMES EL LOOK DE TU PESCATERO (Porque acabarás vistiendo como él)

La moda es así de revolucionaria, busca inspiración por cualquier parte y una pescadería es, sin lugar a dudas, cualquier parte.

Me he pasado el invierno viendo botas de goma AIGLE en los pies más Icade/Esade y sucedáneos y me he tenido que acostumbrar a los malditos Crocs (no logro digerirlos pero todo se andará). Si no he conseguido ver sobre la acera chalecos antireflejantes es porque en Arteixo no se han lanzado a teñirlos con los colores de la temporada.

Y es que 'tendencia' no es sólo Kate Moss o Kelly Osborne (afortunadamente). Seguro que el Dr. Maertens no imaginaba que las botas que diseñó con cuero robado allá por 1945 se convertirían años más tarde en el must have de los armarios más punk-chic, al tiempo que servían como uniforme de trabajo para policias y obreros en las fábricas. O que una bomber jacket sería una seña de identidad para ciertas tribus urbanas. Del oficio al beneficio, que diría el empresario que empezó a contar billetes al ver que la alta costura de la fábrica se trasladaba a la calle (y en la mayoría de los casos a los mejores complejos residenciales).


La moda es caprichosa y los coolhunters son capaces de detectar estilo hasta en una crisálida. Que se lo digan a Amy, casi top en la Semana de la Moda de Londres gracias al olfato de Julien Macdonald y arrebatador icono de peluquería en la pasarela urbana.

viernes, 6 de junio de 2008

Historias para no dormir: Capítulo II



NUNCA DIGAS DE ESTE CAFÉ NO BEBERÉ (Teoría aplicable a cualquier producto de vuestra devoción)

He caído, lo confieso. Después de aquel discursito sobre la aparente arrogancia de Nespresso y a pesar de que en aquella visita a su maison sólo me dejé tentar por un chupito de su elixir, he caído como una chinche ante un ataque de plaguicida. Yo y todo mi equipo, que sólo somos dos pero hacemos mucho ruido.

Me encanta el café y desde hace algún tiempo intento no tomar más de dos tazas al día (atrás quedaron los cinco o seis diarios) por lo que siempre peleo porque sean de calidad. En mi anterior trabajo disfrutaba dándole a la KRUPS un par de veces durante la jornada y en casa me hacía mis mezclas en una Bialetti clásica (con café Illy de a 8€ los 200gr) que ahora descansa en un cajón con el orgullo herido.

El pasado martes regresaba de mis clases y al abrir la puerta de casa me golpeó en las aletas ese aroma inconfundible (eccolo! quando arrivo a casa...). Eran las 11 de la noche y me extrañó. Hasta que entré en la cocina intrigada por la medio sonrisa de Mr.Stiletto (recordemos aquello de Los-Tacones-Son-Comodísimos) y ahí estaba: un huevito de color plomo con el dibujo de una taza mediana parpadeando. Sé que es escalofriante pero no pude resistirme a acariciarla: mi nueva cafetera de Nespresso con todos sus complementos (y ahora viene lo bueno):
1) Catálogo 'La Experiencia de un Café Perfecto' y 2) Estuche (deberíais ver el nivel del estuchito) con 12 variedades del néctar (3 da cada tipo=36 dosis de café!!!). Por si no era suficiente, el armario estaba lleno de 3) capsulitas de colores 'para ir reponiendo'. Te da hasta pena tirarlas.

¿Y qué tal el café, me preguntáis? Pues fresco, buenísimo, con la espuma justa. Me encanta distinguir las peculiaridades de cada variedad, la acidez, la fuerza. Pero sé que nada sería lo mismo si no hubiera cápsulas de colores, cajas que parecen esconder sortijas y máquinas con forma de huevo hechas con aluminio pulido y del tamaño de una mano. Caí, caí en su marketing (así como ellos no caen en el de los demás). Está claro que todo cuenta para sentir esa experiencia sensorial de la que alardean en su catálogo y que cada detalle es imprescindible para entender la cara de George Clooney y su 'Nespresso. What else?'.

Historias para no dormir: Capítulo I

MI NOVIO DICE QUE LOS TACONES SON COMODÍSIMOS

Si al leer esto se te salen los ojos de las cuencas, continúa más abajo.
Si, por el contrario, tus ojos han permanecido impasibles, trata de convencernos de que llevar el pie inclinado es tan confortable como calzarse unas Converse.
(También puedes pasar de largo y dejar de leer algo que no va contigo).

A las de mirada desorbitada:

Ya sé lo que estáis pensando ("menudo cap-llo tu novio"). Pero no. Debo deciros que es un pobre engañado de la vida y que no es el único. Es una víctima más de alguna fémina desaforada que se ha creído el papel de femme fatale. Él y ellos están convencidísimos, pobrecitos, porque ellas jugaron a seducirles con un fetiche ultra manido: "¿Que os gustan los tacones? Pues nosotras nacimos para llevarlos" JA. Y aquí viene cuando me parto.

Una cosa es que sean seductores, otra que sean cómodos. Y no me vale el argumento de que "cuando te acostumbras no duele tanto", TAANTO. Nos ha fastidiado*, ¡a cosas peores se acostumbra una! Está bien lo de desmaquillarse a las 6 de la mañana después de una curda (con tacones) mientras tu compañero yace semi muerto sobre las sábanas con la bufanda todavía puesta; es maravilloso lo de acariciar tu piel suave e hidratada como la de un bebé tras una sesión depilatoria y me encanta lo de ser mujer y todo ese rollo, pero que nadie intente engañarnos (y mucho menos hacer propaganda populista pro-varones) con las consecuencias de un kit de belleza femenino.
Preguntadle a un podólogo de qué se alimentan los juanetes, los dedos en garra o la artritis de rodilla en los casos de adoración extrema a Carrie Bradshaw. Si alguien consigue una respuesta del tipo "la culpa es de las All Star" o "soy una víctima de las Gazelle" que se manifieste. Desde aquí se promoverá una colecta para regalarle unos Manolo' s y a vivir que son dos días (si eso ya me opero mañana de los callos).

*jodido es la versión castiza. Poco recomendada en esta refinada diatriba.